Medición del cortisol en pelo como indicador de estrés crónico en maternidad

El bienestar animal en la producción porcina intensiva se ha convertido en un tema cada vez más relevante para la opinión pública en los últimos años1.

Se ha demostrado que las jaulas de partos restringen a las cerdas, no sólo en su locomoción sino también en otros comportamientos naturales2, lo que les provoca estrés. Los sistemas de alojamiento libre, sin jaulas de parto, parecen ser ventajosos en este sentido3, por lo que actualmente se están estudiando distintos sistemas alternativos para mejorar el bienestar animal.

Para evaluar los sistemas de alojamiento en relación al bienestar animal, se utilizan indicadores específicos que se centran, sobre todo, en los impactos físicos y en el comportamiento de las cerdas4. Sin embargo, un sistema de alojamiento también se debe evaluar en relación al nivel de estrés que experimentan los animales en él5. Por ello, los estudios que comparan diferentes sistemas de alojamiento suelen incluir también la medición de marcadores de niveles de estrés.

Un método muy utilizado para cuantificar el estrés es medir el nivel de cortisol en los fluidos corporales o en las secreciones como biomarcador.

El cortisol es el principal glucocorticoide en la mayoría de los mamíferos6 y es producido y liberado en la sangre por las glándulas adrenales tras el estímulo por parte de la hormona adrenocorticotrópica (ACTH). Esta hormona es liberada por el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (eje HHA) que se activa7 cuando el animal se enfrenta a un factor estresante.

El estrés agudo conduce a un rápido aumento de los glucocorticoides, con un pico al cabo de unos 15-30 minutos. Este aumento permite la adaptación temporal a las amenazas externas mediante la redistribución de la energía en el organismo.

En caso de estrés crónico, un nivel elevado de glucocorticoides a largo plazo puede ser perjudicial en muchos sentidos9.

Fuente: https://porcino.info/

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